Decía Ernest Hemingway que “cada día es un nuevo día. Es mejor tener suerte, pero yo prefiero ser exacto. Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto.” Con esta boda campestre en Madrid llegó la mía, una boda muy especial, íntima, en un entorno precioso de la sierra madrileña.

Cuando las parejas me preguntan si su boda será interesante por el número de invitados, siempre contesto lo mismo, no es relevante cuántas personas estarán ese día, sino quiénes estarán. La boda es una celebración de vuestro amor junto a familiares y amigos, todos formarán parte de ese día tan especial, mágico e irrepetible, eso es lo bonito!!

Recuerdo perfectamente cuando hablé por primera vez con Lola y Ángel, estaba en ese momento en Santiago de Compostela, según me contaba detalles sabía que sería algo precioso, el cariño con el que me lo contaba, con esa ilusión de un proyecto juntos. Para mí es fundamental sentir vuestra boda, que será una historia maravillosa que contar y de la que tendré el honor de formar parte, no entiendo de otra manera el ser fotógrafo de bodas, pasión por encima de todo!!

Me quedé asombrado con la cantidad de familiares de Lola que llegaron desde Rusia, miles de kilómetros para compartir este momento. Ahí te das cuenta que el idioma no es obstáculo, hablan los gestos, las miradas, no es necesaria ni una palabra, realmente emotivo. Hubo momentos muy divertidos, sobre todo cuando las amigas de Lola representaron el día en que conoció a Ángel, reconozco que me costaba no dejarme llevar por la risa y seguir disparando!!

Os dejo unas imágenes de lo que fue el día y prometo subir más. Mil gracias por dejarme contar otra historia más y seguir disfrutando de gente tan bonita.

Alberto Desna – Boda campestre en Madrid

” Las sociedades deben juzgarse por su capacidad para hacer que la gente sea feliz”

– Alexis de Tocqueville –